jueves, 14 de noviembre de 2013

LA DEPRESIÓN, ESE GRAN NEGOCIO DE LA PSIQUIATRÍA.


Antes que nada deseo señalar que el fundamento teórico en el que me baso para escribir este artículo es el trabajo de Aarón T. Beck y la Terapia Cognitiva Standard, de la misma forma aclaro que respeto los distintos métodos de intervención en la psicoterapia y reconozco la importante labor en el área de la salud mental de nuestros colegas médicos y psiquiatras.

La depresión es uno de los trastornos que más atención han comenzado a ganar en los últimos tiempos, diferentes artículos de periódicos y revistas junto con otras investigaciones señalan que aproximadamente el 4% de la población mundial sufre o a sufrido un episodio de depresión y consideran que en los próximos años será una de las principales causas de ausentismo laboral y discapacidad; pero ¿qué tanto sabemos de la depresión para afrontarla de una forma eficaz?

Una de las definiciones más comunes de las depresión (y con esto me refiero, la que es más fácil de encontrar en la súper vía de la información que es el internet, o sea, la de wikipedia) la describen como aquel diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana (anhedonia). Los desórdenes depresivos pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad. Esta alteración psiquiátrica, en algunos casos, puede constituir una de las fases del trastorno bipolar.  Esta definición que regularmente también nos es brindada por otros medios de comunicación no especializados como la radio o la televisión puede alarmar seriamente a la población principalmente cuando un miembro de la familia presenta alguna de estas señales. El dolor de ver al ser querido sufrir y la incapacidad de ayudar, junto con el miedo porque esta situación termine en suicidio provocan que se lleguen a intentos por consolar o aliviar el dolor emocional que en ocasiones son infructuosos.

La razón por la que recurro al modelo cognitivo de Beck es debido a que es una de las principales terapias cognitivas en la actualidad. Hay que destacar que es una de las terapias cognitivas más estudiadas y otro rasgo que cabe señalar es el amplísimo rango de aplicación para este tipo de terapia. Fundamentalmente, la terapia cognitiva de Beck se desarrolló para el tratamiento de pacientes con trastornos depresivos y fue ampliando su rango de aplicación al campo de los trastornos de ansiedad y fobias, y más recientemente, se empezó a aplicar al campo de los trastornos de la personalidad.

La pérdida es uno de los conceptos claves en la teoría de Beck, el cual lo tomó de su formación psicoanalítica y en concreto del texto Duelo y melancolía de Sigmund Freud. Para Freud el depresivo melancólico siente la pérdida personal y la humillación por parte de otra persona significativa, pero no puede tolerar sus propios impulsos agresivos por estar herido. Psicológicamente, incorpora al otro en sí mismo, y castiga de forma simbólica al otro por el propio sufrimiento del ego.

Para Beck la aflicción es una reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente. Por su parte, la melancolía se caracteriza, psíquicamente, por un estado de ánimo profundamente doloroso, una cesación de interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y la disminución del amor propio. Esta última se traduce en reproches y acusaciones que el paciente se hace a sí mismo y puede llegar incluso a una esfera delirante de castigo.

Es importante tomar en cuenta la complejidad del contexto y como las diferentes representaciones y actitudes que se viven entre generaciones dificultan el apoyo que se puede brindar en la familia. Vivimos en una sociedad altamente hedonista en donde el adolescente por su alto nivel de impulsividad, por ese descontrol hormonal, esa personalidad en, apenas, formación y la fuerte dependencia que puede crear con las nuevas relaciones se encuentra más susceptible que nadie.  

La pérdida se manifiesta en la tríada cognitiva. El paciente percibe que ha perdido algo que considera esencial para su felicidad, anticipa resultados negativos para cualquier cosa que haga y se considera a sí mismo como deficiente para lograr metas importantes. Es decir, el tema de la pérdida se manifiesta en términos de la tríada cognitiva. La depresión se considera no como un trastorno del estado de ánimo, sino como consecuencia de un punto de vista negativo, sesgado, sobre el sí mismo, el futuro y el mundo. El depresivo se ve a sí mismo como deficiente o inútil, como inadecuado o sin valor. Lo malo que le ocurre se debe a un defecto en él mismo. Es decir, existe una relación causal entre los defectos que el depresivo percibe en sí mismo, y el juicio resultante sobre su escaso valor personal.

Además, el depresivo interpreta sus experiencias actuales en términos negativos, es decir, le parece que el mundo le exige más de lo que puede dar. Las experiencias se construyen como siendo la evidencia que demuestra su pérdida. Esta evidencia se utiliza como apoyo para su visión sobre el rechazo personal, la deprivación y su mayor dependencia.

Finalmente, cuando el depresivo se plantea el futuro, lo hace presuponiendo una serie de obstáculos, sufrimientos, etc. que cree que van a durar indefinidamente. Nada hay de valor en el futuro, y las anticipaciones que hace el depresivo reflejan esta visión negativa extrema. Para Beck los cambios motivacionales típicos del depresivo, como el escape, la evitación o las ideas suicidas son consecuencia de esa percepción del depresivo sobre lo que puede deparar el futuro.

Ahora, mi propuesta para una intervención eficaz de la depresión es la psicoeducación, para prevenir, brindar talleres en escuelas, hospitales o plazas públicas, al acercar conocimiento más objetivo a la población esta tendrá mejores herramientas para afrontar una situación de este tipo.

En cuanto a la aplicación directa de una intervención en un paciente que ya se encuentra sumergido en este tipo de problemas, considero que es importante una adecuada valoración antes de decidir si el tratamiento será psicoterapéutico o farmacológico, en una ocasión uno de mis familiares que es médico me comentó que todo paciente depresivo debe ser inmediatamente medicado e internado para evitar que atente en contra de su vida, si bien es verdad que en un estado depresivo se aprecian diferentes cambios en los neurotransmisores que tienen que ver con el estado de ánimo e inclusive llega a haber una disminución en algunos núcleos neuronales también es verdad que los antidepresivos llegan a tardar hasta seis meses en actuar, tiempo en el que generalmente puede ocurrir una remisión espontánea ya que son seis meses lo que regularmente tardan las personas en recobrarse de un duro golpe emocional como lo es el duelo.

El tema de la depresión es, sin duda alguna, demasiado rico e interesante como para exponerlo en su totalidad en un solo artículo, espero que este les sea útil para acercarse al tema, interesarse y quizás investigar un poco más.

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