Antes que nada deseo señalar
que el fundamento teórico en el que me baso para escribir este artículo es el
trabajo de Aarón T. Beck y la Terapia Cognitiva Standard, de la misma forma
aclaro que respeto los distintos métodos de intervención en la psicoterapia y
reconozco la importante labor en el área de la salud mental de nuestros colegas
médicos y psiquiatras.
La depresión es uno de los
trastornos que más atención han comenzado a ganar en los últimos tiempos,
diferentes artículos de periódicos y revistas junto con otras investigaciones
señalan que aproximadamente el 4% de la población mundial sufre o a sufrido un
episodio de depresión y consideran que en los próximos años será una de las
principales causas de ausentismo laboral y discapacidad; pero ¿qué tanto
sabemos de la depresión para afrontarla de una forma eficaz?
Una de las definiciones más
comunes de las depresión (y con esto me refiero, la que es más fácil de
encontrar en la súper vía de la información que es el internet, o sea, la de
wikipedia) la describen como aquel
diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo, transitorio
o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y
culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar
de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana (anhedonia).
Los desórdenes depresivos pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad.
Esta alteración psiquiátrica, en algunos casos, puede constituir una de las
fases del trastorno bipolar. Esta definición que regularmente también nos
es brindada por otros medios de comunicación no especializados como la radio o
la televisión puede alarmar seriamente a la población principalmente cuando un
miembro de la familia presenta alguna de estas señales. El dolor de ver al ser
querido sufrir y la incapacidad de ayudar, junto con el miedo porque esta
situación termine en suicidio provocan que se lleguen a intentos por consolar o
aliviar el dolor emocional que en ocasiones son infructuosos.
La razón por la que recurro al
modelo cognitivo de Beck es debido a que es una de las principales terapias
cognitivas en la actualidad. Hay que destacar que es una de las terapias cognitivas
más estudiadas y otro rasgo que cabe señalar es el amplísimo rango de aplicación
para este tipo de terapia. Fundamentalmente, la terapia cognitiva de Beck se
desarrolló para el tratamiento de pacientes con trastornos depresivos y fue
ampliando su rango de aplicación al campo de los trastornos de ansiedad y
fobias, y más recientemente, se empezó a aplicar al campo de los trastornos de
la personalidad.
La pérdida es uno de los
conceptos claves en la teoría de Beck, el cual lo tomó de su formación
psicoanalítica y en concreto del texto Duelo
y melancolía de Sigmund Freud. Para Freud el depresivo melancólico
siente la pérdida personal y la humillación por parte de otra persona
significativa, pero no puede tolerar sus propios impulsos agresivos por estar
herido. Psicológicamente, incorpora al otro en sí mismo, y castiga de forma
simbólica al otro por el propio sufrimiento del ego.
Para Beck la
aflicción es una reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción
equivalente. Por su parte, la melancolía se caracteriza, psíquicamente, por un
estado de ánimo profundamente doloroso, una cesación de interés por el mundo
exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las
funciones y la disminución del amor propio. Esta última se traduce en reproches
y acusaciones que el paciente se hace a sí mismo y puede llegar incluso a una
esfera delirante de castigo.
Es importante tomar en
cuenta la complejidad del contexto y como las diferentes representaciones y
actitudes que se viven entre generaciones dificultan el apoyo que se puede
brindar en la familia. Vivimos en una sociedad altamente hedonista en donde el
adolescente por su alto nivel de impulsividad, por ese descontrol hormonal, esa
personalidad en, apenas, formación y la fuerte dependencia que puede crear con
las nuevas relaciones se encuentra más susceptible que nadie.
La pérdida se manifiesta en
la tríada cognitiva. El paciente percibe que ha perdido algo que considera
esencial para su felicidad, anticipa resultados negativos para cualquier cosa
que haga y se considera a sí mismo como deficiente para lograr metas
importantes. Es decir, el tema de la pérdida se manifiesta en términos de la
tríada cognitiva. La depresión se considera no como un trastorno del estado de
ánimo, sino como consecuencia de un punto de vista negativo, sesgado, sobre el
sí mismo, el futuro y el mundo. El depresivo se ve a sí mismo como deficiente o
inútil, como inadecuado o sin valor. Lo malo que le ocurre se debe a un defecto
en él mismo. Es decir, existe una relación causal entre los defectos que el
depresivo percibe en sí mismo, y el juicio resultante sobre su escaso valor
personal.
Además, el depresivo
interpreta sus experiencias actuales en términos negativos, es decir, le parece
que el mundo le exige más de lo que puede dar. Las experiencias se construyen
como siendo la evidencia que demuestra su pérdida. Esta evidencia se utiliza
como apoyo para su visión sobre el rechazo personal, la deprivación y su mayor
dependencia.
Finalmente, cuando el
depresivo se plantea el futuro, lo hace presuponiendo una serie de obstáculos,
sufrimientos, etc. que cree que van a durar indefinidamente. Nada hay de valor
en el futuro, y las anticipaciones que hace el depresivo reflejan esta visión
negativa extrema. Para Beck los cambios motivacionales típicos del depresivo,
como el escape, la evitación o las ideas suicidas son consecuencia de esa
percepción del depresivo sobre lo que puede deparar el futuro.
Ahora, mi propuesta para una
intervención eficaz de la depresión es la psicoeducación, para prevenir,
brindar talleres en escuelas, hospitales o plazas públicas, al acercar
conocimiento más objetivo a la población esta tendrá mejores herramientas para
afrontar una situación de este tipo.
En cuanto a la aplicación
directa de una intervención en un paciente que ya se encuentra sumergido en
este tipo de problemas, considero que es importante una adecuada valoración
antes de decidir si el tratamiento será psicoterapéutico o farmacológico, en una ocasión uno de mis familiares que es médico me comentó que todo paciente depresivo debe ser
inmediatamente medicado e internado para evitar que atente en contra de su
vida, si bien es verdad que en un estado depresivo se aprecian diferentes
cambios en los neurotransmisores que tienen que ver con el estado de ánimo e
inclusive llega a haber una disminución en algunos núcleos neuronales también
es verdad que los antidepresivos llegan a tardar hasta seis meses en actuar,
tiempo en el que generalmente puede ocurrir una remisión espontánea ya que son
seis meses lo que regularmente tardan las personas en recobrarse de un duro
golpe emocional como lo es el duelo.
El tema de la depresión es,
sin duda alguna, demasiado rico e interesante como para exponerlo en su
totalidad en un solo artículo, espero que este les sea útil para acercarse al
tema, interesarse y quizás investigar un poco más.
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