lunes, 30 de septiembre de 2013

ADIÓS BREAKING BAD




Soy una de esas personas que se apasionan tanto con una buena historia que el impacto de tal película/serie/libro llega a tal punto que puede modificar mi percepción de determinadas situaciones o, al menos, brindarme un punto de vista diferente. Y el vacío ocasionado por el desenlace de estas historias me provoca levantar mi vista hacia el mundo y preguntarme ¿y ahora qué sigue?

En esta ocasión el motivo de mi “duelo” es la famosa serie dramática Breaking Bad, que concluyó el pasado domingo. Puedo expresar sin temor a  equivocarme y con la seguridad que muchos de los que conozcan este drama televisivo compartirán la misma opinión, que Breaking Bad es una de las mejores series de los últimos años, e inclusive de toda la historia de la televisión.

Para quienes no sepan sobre qué hablo les explico que Breaking Bad narra la historia de Walter White, un profesor de química de una preparatoria de Nuevo México que al ser diagnosticado con cáncer de pulmón decide entrarle al narco, con ayuda de un ex alumno, produciendo y distribuyendo metanfetamina con el fin asegurar económicamente el futuro de su familia. Como podrán notarlo en esta breve presentación la trama de la historia recurre al cuestionamiento moral de si es válido cometer un acto ilegal con la intensión de ayudar a quienes son importantes para ti, dilema en el que nuestro querido protagonista se verá envuelto en más de una ocasión. De la misma forma presenta elementos interesantes para abrir el debate sobre la despenalización de la producción y el consumo de drogas, desde la idea de que los adultos somos libres como para meternos cuanta sustancia se nos antoje como el hecho de que una persona que consume drogas muchas veces, por lo menos en la industrializada y capitalista cultura occidental, es el reflejo de un desarrollo psicosocial y un contexto llenos de dificultades; así como también nos muestra las consecuencias del consumo  y tráfico de drogas (que por desgracia aquí en México ya es cosa de todos los días).

La genialidad de esta serie no reside únicamente en los temas que aborda, en gran medida se debe a la complejidad de los personajes. Tenemos aquí una descripción en palabras del personaje principal de la percepción que tenía de su propia vida hasta el momento en que decide comenzar a cocinar cristal:

"Mi esposa tiene siete meses de embarazo de un bebé que no planeamos. Mi hijo de 15 años tiene parálisis cerebral. Soy un profesor de química extremadamente sobre calificado. Cuando trabajo, hago 43, 700 dólares al año. He visto cómo mis colegas y amigos me sobrepasan en cada forma que puedas imaginar. Ah, y en 18 meses, estaré muerto”.

En un principio vemos en Walter White una persona común y corriente, un profesor de preparatoria con una vida rutinaria, hasta el momento en que el estrés y las dificultades lo sobrepasan y éste decide dar un giro a su vida que lo llevará a convertirse en uno de los más famosos e importantes capos de la droga en el sur de los Estados Unidos, decidido a hacer todo lo necesario con tal de lograr sus objetivos. Una muestra de la influencia del poder en la personalidad de un individuo similar a la que encontramos en The citizen Kane de Orson Welles.
También debemos reconocer que a pesar de que la historia se desarrolla en Albuquerque, una ciudad ordinaria nada glamorosa como podría serlo Nueva York, o que los personajes no reflejan el estereotipo ideal de belleza, como generalmente lo encontramos en otras producciones, ha logrado cautivar al público debido a la forma en la que los protagonistas afrontan cada problema, enfrentándose a su hedonismo, orgullo, moral e ideales entrando en un estado de disonancia cognitiva, no aparentan la perfección o resultan victoriosos de todos sus problemas, sufren constantemente y conocen el peso de sus errores  ¿cuántos de nosotros no nos hemos encontrado en una situación similar?

Breaking Bad es una de las mejores producciones televisivas de todos los tiempos y la forma en la que muestra la importancia de la familia, el poder, la ética, el concepto de lo legal e ilegal bien puede ser un reflejo de lo que vivimos como sociedad.
Y para usted que ya la vio o la está viendo ¿qué opinión merece esta serie?

miércoles, 25 de septiembre de 2013

NUNCA DIGAN...


Además de conocer el código ético del psicólogo con el fin de evitar ciertos comportamientos dentro de la labor profesional, hay ciertas ideas que deberíamos expulsar de nuestras cabecitas con el fin de evitar ciertas actitudes.

1.- “Freud sólo habla de sexo”.

Estas palabras además de mostrar la ignorancia sobre la vida y obra de Freud es una de las ideas más simplistas que podemos encontrar, si bien es imposible negar la importancia que Freud prestaba a la sexualidad humana su trabajo va más allá de sus etapas del desarrollo psicosexual, el complejo de Edipo o la envidia del falo, tenemos además sus trabajos en donde formula sus puntos de vista metapsicológicos, donde encontramos los procesos primarios y secundarios o la interacción entre las fuerzas psíquicas, además del desarrollo de técnicas como la asociación libre o interpretación de los sueños, y un largo etc.

2.- “Para cambiar sólo se necesita fuerza de voluntad”.

Si esto fuese cierto, nuestra labor en el campo de la salud mental vendría sobrando y caeríamos en un reduccionismo netamente biológico. Las personas acuden a nosotros porque, en primer lugar, se dan cuenta que algo anda mal con ellas y porque no saben cómo manejarlo o darle solución.

3.- “Estudié psicología porque doy buenos consejos”.

Lo mismo que en el caso anterior, cualquiera puede dar buenos consejos estos se basan en el sentido común y en las normas morales de la sociedad, dar terapia supone una preparación profesional, no por nada les piden que lean casi un libro por semana.

4.- “Pensé que no iba a haber matemáticas en la carrera/Ya quiero terminar la carrera para jamás volver a ver algo de estadística”.

En serio niños y niñas, el miedo a las matemáticas debió quedarse en la primaria. Esta es una de las razones por las cuales dicen la siguiente frase.

5.- “La psicología no es ciencia”.

La psicología es ciencia en la misma medida que lo es la física o la química, obviamente, cada disciplina cuenta con sus diferentes métodos y formas de llegar al conocimiento, claro está. Sólo no esperen que la psicología muestre la misma precisión que la otra ni que cuente con los mismos parámetros porque tampoco tiene la misma edad; el primer laboratorio de psicología experimental fue fundado en 1879 por Wundt en Alemania mientras que la física surge como ciencia moderna en el siglo XVII.

6.- “No me gusta leer”.

En serio, esto debería ser algo de lo que no solo quienes estudian psicología se avergüencen sino cualquier profesionista o, es más, cualquier persona. Con esta actitud no se merecen un mejor presidente.

7.- “Dime qué opinas del amor pero no metas explicaciones de neurociencia”.

Generalmente en la cuestión del enamoramiento es donde se tiende a considerar de “fría” toda explicación que venga de la ciencia. Es más que obvia la influencia que tienen los neurotransmisores y las hormonas en el comportamiento y esto ha sido así desde antes de que la humanidad se enterara para qué sirve el cerebro ¿o en verdad creen que antes el centro de las emociones se encontraba en el corazón?

8.- “Odio que me digan `Y eso que eres psicólogo/a´”.

Quienes lo expresan son el mejor ejemplo de que los psicólogos también tenemos problemas. Todos traemos nuestros prejuicios o representaciones sobre otros grupos o personas, así que déjense de lloriqueos.